¿Cómo influye una dieta equilibrada en tu bienestar emocional?
Publicado por Ana Maria Lajusticia USA en
¿Sabías que la nutrición y el equilibrio emocional están conectados? De hecho, cuando afirmamos la importancia de comer bien para cuidar la salud, esto abarca la salud general del cuerpo, es decir, también la salud mental. Dado que el cerebro humano tiene una alta demanda energética y nutricional, un buen estado nutricional es esencial para su correcto funcionamiento y no siempre le prestamos la atención que merece.
Actualmente, diversos estudios han relacionado una alimentación saludable con una mayor percepción personal de bienestar emocional y, por el contrario, una alimentación descuidada con una mayor prevalencia de depresión y ansiedad.
- ¿Qué dicen los expertos sobre nutrición y salud emocional?
- Nutrientes y alimentos saludables para el sistema nervioso
- Alimentos que pueden ayudar al equilibrio emocional
¿Qué dicen los expertos sobre nutrición y salud emocional?
Una gran parte de la población consume diariamente alimentos ultraprocesados y obesogénicos, ricos en aditivos, grasas refinadas y azúcares simples, en lugar de potenciar la ingesta de fibra, vitaminas, minerales, grasas cardiosaludables y proteínas de calidad.
El aumento de las cifras de obesidad se relaciona con procesos inflamatorios crónicos, también muy comunes, que contribuyen al desarrollo de numerosas patologías. En este sentido, existe evidencia científica sobre los beneficios que una dieta mediterránea, rica en verduras, pescados y aceite de oliva, puede tener para la salud general, proporcionando cierta protección contra la depresión y la ansiedad. Sin embargo, existe poca investigación al respecto, y estos beneficios serían posibles tras la implementación de hábitos saludables durante un largo periodo.
Cuando hablamos de inflamación, no nos referimos solo a la sensación de hinchazón en el abdomen, las extremidades o las articulaciones, sino a una microinflamación casi generalizada del cuerpo, causada por la respuesta del sistema inmunitario a antígenos bacterianos, ambientales o alimentarios, que dificulta el funcionamiento normal del organismo. De hecho, se ha encontrado una relación significativa entre la inflamación gastrointestinal, la actividad del sistema inmunitario y la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Se ha observado que uno de los mecanismos por los cuales una buena alimentación influye positivamente en la salud es la disminución de los marcadores inflamatorios plasmáticos o, dicho de otro modo, la inflamación. Por el contrario, numerosos estudios vinculan el consumo de ciertos alimentos (como snacks salados, dulces, grasas trans, harina blanca, carnes procesadas, etc.) con un proceso inflamatorio crónico en el organismo.
Además del valor nutricional de la dieta, el estrés, la inactividad física, la obesidad, el tabaquismo, la alteración de la permeabilidad intestinal, la mala higiene dental, la falta de sueño y los bajos niveles de vitamina D parecen favorecer la inflamación crónica. Por lo tanto, si queremos controlarla, debemos centrarnos en todos estos aspectos e intentar mejorar nuestro estilo de vida, promoviendo hábitos saludables.
Nutrientes y alimentos saludables para el sistema nervioso
Las deficiencias de nutrientes como ácidos grasos esenciales, hierro, folato, vitamina B12, selenio o calcio implican un mayor riesgo de padecer problemas de salud, como ansiedad, demencia, confusión mental, insomnio y resistencia a los tratamientos farmacológicos. Por el contrario, existe un menor riesgo de deterioro cognitivo si la dieta es completa, variada y equilibrada.
Podemos afirmar que los efectos antiinflamatorios de los ácidos grasos poliinsaturados (del pescado azul y del aceite de oliva) contribuyen a la prevención de algunos trastornos afectivos (como la depresión) y potencian la transmisión de dopamina y serotonina, neurotransmisores que controlan el estado de ánimo.
Por otro lado, el ácido fólico y la vitamina B12 también pueden modular el estado de ánimo, ya que son necesarios para la síntesis de serotonina y otros neurotransmisores. Se ha observado deficiencia de vitamina B12 en pacientes con depresión y una menor respuesta al tratamiento farmacológico en aquellos con niveles bajos de ácido fólico. Algunos antioxidantes (como las vitaminas C y E) y minerales (como el selenio y el hierro) también se relacionan con la prevención de la irritabilidad, la apatía, la falta de concentración y la tristeza.
La mejor evolución se observa en aquellos pacientes cuya dieta era pobre, deficiente en los nutrientes mencionados, y su enriquecimiento proporciona una gran efectividad y mejora en términos de bienestar emocional.
Alimentos que pueden ayudar al equilibrio emocional
Según la evidencia encontrada, lo fundamental es basar la dieta en el consumo de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, semillas, carnes blancas, pescado, huevos y aceite de oliva virgen extra.
Limitar todo lo demás, especialmente los alimentos ultraprocesados, ayuda a garantizar que el tejido nervioso esté bien nutrido.
Los carbohidratos complejos, el triptófano y las vitaminas del complejo B intervienen en la biosíntesis de neurotransmisores y la formación de las vainas de mielina de las neuronas. Los ácidos grasos poliinsaturados, por su parte, son necesarios para el desarrollo y el mantenimiento del sistema nervioso, debido a su abundante presencia en la membrana neuronal.
Entre estos nutrientes típicos de una dieta saludable, destaca el triptófano, un aminoácido esencial, es decir, que el cuerpo no puede fabricar y que se obtiene a través de los alimentos. Su función consiste en la producción y el mantenimiento de proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores como la serotonina. De esta manera, promueve la salud y el bienestar general, un estado de ánimo tranquilo y una buena calidad del sueño. Gracias a sus propiedades, resulta muy beneficioso consumirlo a través de alimentos ricos en proteínas y suplementos alimenticios como nuestro Triptófano con Magnesio + Vitamina B6 o Triptófano Plus con Ashwagandha + Rhodiola y Magnesio.
Obviamente, aprender a gestionar las emociones negativas y recurrir a actividades que estimulen nuestro cerebro de forma positiva también nos hará sentir bien y obtener paz mental, como leer un buen libro, escuchar música, ir a una exposición de arte, trabajar en lo que nos gusta o estar en contacto con la naturaleza o con nuestros seres queridos.
Sin olvidar que nunca debemos separar la salud física de la salud mental, pues forman parte de un todo y debemos cuidarlas mediante una vida saludable para alcanzar nuestra mejor versión. Aún faltan pruebas más sólidas sobre el papel de la nutrición en el sistema nervioso, pero lo que sí está claro es que son dos aspectos totalmente conectados.
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