¿Sabes si tienes hígado graso?
Publicado por Ana Maria Lajusticia USA en
La esteatosis hepática, conocida como hígado graso, es una enfermedad asintomática que afecta a una parte significativa de la población mundial. Se estima que entre el 10 % y el 30 % de la población la padece, y su prevalencia está aumentando debido a los hábitos de vida actuales, como el sedentarismo y una dieta desequilibrada. Si bien es más común después de los 40 años y en pacientes con obesidad o diabetes tipo 2 (donde puede alcanzar hasta el 90 % de los casos), también está aumentando entre los jóvenes debido al sobrepeso.
Además, en el 10% de los casos, la genética podría ser la causa. A menudo pasa desapercibida en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección. ¿Debería preocuparse por esta enfermedad y cómo identificarla? Lo veremos enseguida.
- ¿Qué significa hígado graso?
- Tipos de hígado graso
- Causas del hígado graso
- Grados de gravedad
- Consecuencias de la enfermedad
- Tratamiento y prevención
- Suplementos recomendados
¿Qué significa hígado graso?
La esteatosis hepática, conocida como hígado graso, es una enfermedad silenciosa que afecta a una parte significativa de la población mundial. Se estima que entre el 10% y el 30% de las personas la padecen, y su prevalencia está aumentando debido a los hábitos de vida actuales, como el sedentarismo y una dieta desequilibrada. Si bien es más común después de los 40 años y en pacientes con obesidad o diabetes tipo 2 (donde puede alcanzar hasta el 90% de los casos), también está aumentando entre los jóvenes debido al sobrepeso. Además, en el 10% de los casos, la genética podría ser la causa. A menudo pasa desapercibida en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección. ¿Debería preocuparse por esta enfermedad y cómo identificarla? Lo veremos enseguida.
Tipos de hígado graso
- Hígado graso no alcohólico:
Curiosamente, esta es la forma más común y su origen no tiene nada que ver con el alcohol. ¿La causa principal? Nuestro estilo de vida. Factores como la obesidad, la diabetes tipo 2, el colesterol alto y la hipertensión se combinan para desencadenar este problema. Lo más preocupante es que su incidencia no deja de crecer, impulsada por dietas ricas en alimentos ultraprocesados y la falta de actividad física. Es como si nuestra vida diaria estuviera diseñada para que este tipo de hígado graso encuentre terreno fértil.
Hígado graso alcohólico:
En este caso, el protagonista es el consumo excesivo de alcohol. El abuso de esta sustancia no solo daña las células hepáticas, sino que también comienza a acumular grasa, lo que deteriora progresivamente su función. Si bien el alcohol ha sido un enemigo conocido del hígado durante siglos, lo interesante es cómo incluso en cantidades moderadas, en personas predispuestas, puede tener efectos significativos.
Ambos tipos comparten un punto clave: al principio no suelen presentar síntomas claros. Por lo tanto, aprender más sobre ellos puede marcar la diferencia en tu salud a largo plazo.
Causas del hígado graso
Grados de gravedad
Varían según la cantidad de grasa que se acumula en las células del hígado y el nivel de daño hepático, pero generalmente se dividen en tres categorías:
- Hígado graso leve (Grado 1): En esta etapa, la acumulación de grasa es menor del 30% de las células hepáticas. No presenta síntomas evidentes, ya que se trata de una etapa temprana de la enfermedad. Si se detecta a tiempo (mediante una ecografía o una prueba que muestre alteraciones leves de las enzimas hepáticas), la enfermedad suele ser reversible con cambios en el estilo de vida.
- Hígado graso moderado (grado 2): la cantidad de grasa en el hígado es más significativa, afectando entre el 30 % y el 60 % de las células hepáticas. Aunque algunos pacientes pueden experimentar síntomas como cansancio, dolor abdominal leve o malestar general, la mayoría no suele notar nada. Si se realizan las pruebas pertinentes, se pueden observar niveles elevados de enzimas hepáticas y grasa en el hígado. La progresión a estadios más graves se puede prevenir mediante medidas de control.
- Hígado graso grave (grado 3): el hígado presenta una acumulación significativa de grasa, superior al 60%, inflamación y daño celular. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, fatiga extrema, pérdida de apetito, vómitos y, en algunos casos, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos). Las pruebas de función hepática mostrarán niveles elevados de transaminasas e indicadores de daño hepático grave.
Consecuencias de la enfermedad
La esteatosis hepática, si no se trata, puede desencadenar problemas graves, como fibrosis y cirrosis, que comprometen gravemente la función hepática. Además, puede causar acumulación de líquido en el abdomen (ascitis), problemas circulatorios como hipertensión portal y efectos más sistémicos, como resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 o síndrome metabólico. Incluso pueden aparecer síntomas como fatiga persistente y deficiencias nutricionales, ya que el hígado pierde su capacidad para procesar nutrientes esenciales. En casos avanzados, el daño hepático puede afectar a otros órganos, como los riñones o el cerebro, lo que complica aún más la salud general.
Tratamiento y prevención
¿Cómo mejorar entonces el hígado graso? La clave para combatir este problema de salud es identificarlo a tiempo y realizar cambios en el estilo de vida, ya que en sus primeras etapas se puede revertir con pérdida de peso, una alimentación saludable (rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, así como baja en grasas saturadas, alcohol, azúcares y carbohidratos refinados), ejercicio físico regular y controlando enfermedades subyacentes (como la dislipidemia).
Bajar de peso de forma progresiva es una de las maneras más efectivas de tratar la esteatosis hepática, ya que reduce significativamente la cantidad de grasa acumulada en el hígado y mejora su función. Para ello, es necesario seguir una dieta equilibrada a largo plazo con un déficit calórico moderado (puede incluir infusiones para el hígado graso, como esta) y comenzar a realizar actividad física para combatir la resistencia a la insulina y reducir la grasa visceral. Además, ten en cuenta que el estrés crónico puede afectar negativamente al metabolismo y promover la acumulación de grasa abdominal, por lo que es otro punto muy importante que no debes ignorar.
En casos más avanzados, se requieren tratamientos farmacológicos para controlar la inflamación y tratar las complicaciones asociadas. Es fundamental consultar con un médico especialista para una evaluación adecuada y recibir el tratamiento adecuado.
Suplementos recomendados
Ahora que ya sabes cómo debe ser la dieta para el hígado graso, intenta seguir las recomendaciones y ayudarte de ciertos complementos alimenticios que pueden ser beneficiosos en estos casos:
Lecitina de soja: La lecitina es un fosfolípido capaz de emulsionar las grasas, favoreciendo su digestión y procesamiento hepático, y reduciendo su acumulación en los tejidos. Está disponible en forma de perlas o granulada, según el gusto del consumidor.
Aceite de Hígado de Bacalao: suplemento extraído del pescado, que aporta vitaminas A, D, E y ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA). El conocido beneficio del consumo de omega y el hígado graso se basa en que este tipo de grasa mejora el metabolismo lipídico, ayuda a reducir la acumulación de grasa en el hígado y equilibra los niveles de colesterol en sangre. Una perla con cada comida principal es suficiente para empezar a notar una mejoría.
¿Qué estas esperando?
Escrito para: Gisela Fernández
Dietista-Nutricionista y Tecnóloga de Alimentos del Centro Ana María Lajusticia®
Traducido para Ana María Lajusticia USA
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- Etiquetas: Cardioprotecttive
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